
Cientos de feligreses nacionales y extranjeros se reunieron este martes en distintos templos católicos de la capital de República Dominicana para venerar a la Virgen de la Altagracia, conocida como la protectora del pueblo dominicano y quien intercede ante Jesucristo por las peticiones de sus fieles.
Entre suaves y dulces melodías, velones en mano y vestidos de blanco, los devotos honraron como es de costumbre a la virgen, bajo la convicción de que esta madre escogida responderá a sus clamores.
Al igual que en la Basílica de Higüey, los fieles creyentes de la capital, como cada año, visitan la iglesia para presentar sus peticiones y adorar a la virgen de cerca, en busca de la paz por la humanidad, el despojo de enfermedades, la unidad familiar y la obtención de bienes materiales y espirituales, los feligreses pretenden ser bendecidos a través de la advocación mariana.
Promesas cumplidas
Karen Almeda, de nacionalidad haitiana, reafirmó con mucho entusiasmo que año tras año se siente motivada a visitar al templo, pues todo lo que ella ha pedido con fe, la virgen lo ha contestado, alegó.
Feligreses celebran el Día de la Altagracia.
«Le he pedido hijos, empleo, carro y me lo dio», afirmó la joven, quien además indicó que en este año ha pedido su casa.
En el Santuario Arquidiocesano Nuestra Señora de la Altagracia en la ciudad colonial, se encontraba Saturnina Alcántara, una señora de edad avanzada, quien reside en el sector Aguas Dulce, un barrio en Santo Domingo cerca de la localidad de Guachupita.
Devotos a la virgen llevan sus promesas.
“Tu pide por fe, a Dios y a la Virgen de la Altagracia, por una pérdida o algo que tú quieras y ella te lo concederá”, testificó la señora Alcántara, quien desde temprana edad fue instruida en la religión católica.
Mercedes Sánchez, otra de las tantas devotas que visitó la Catedral Castrense de Santa Bárbara, a pesar de no recordar cuándo empezó su devoción cristiana, está más que convencida de que nunca perderá la costumbre heredada de sus padres de celebrar el “Día de Nuestra Señora de la Altagracia”.
Junto a su hijo que padecía de depresión, prometió a la virgen visitar la Basílica Nuestra Señora de la Altagracia, en Higüey, un santuario que posee un significado especial para los feligreses de la denominación católica, pues en aquel lugar las peticiones son contestadas.
“Llevé a mi hijo, vestido de blanco y descalzo. La virgen lo sanó”, dijo con regocijo la señora de 62 años, pues el cumplimiento de ese milagro no ha dejado que su fe se desvanezca.
Los devotos declaran con ferviente gozo que la veneración a la Virgen de la Altagracia no es cuestión de un día, un momento o unas cuantas horas, sino siempre, pues están convencidos de que esta fue una joven especial y escogida para traer al niño Jesús y afirman que es la mediadora entre los fieles creyentes y Dios.
Devotos en el Santuario de Nuestra Señora de la Altagracia está en la zona colonial.
Desde la Catedral Primada de Américas, el templo Santa Bárbara, el Santuario Arquidiocesano Nuestra Señora de la Altagracia en la ciudad colonial decenas de congregaciones en el país, un días como hoy se encuentran abarrotadas de feligreses que asisten a la celebración de la festividad de «Nuestra Señora de la Altagracia», hoy 21 de enero del presente año.
Honra a la virgen:
Es una tradición en el pueblo dominicano, cada 21 de enero, realizar una veneración a la virgen madre de Jesús.
La Virgen de la Altagracia, Virgen María o Nuestra Señora de La Altagracia, son solo algunos de los títulos marianos o advocaciones marianas con los que se conoce a la protectora de los dominicanos.
Fieles creyentes en la Catedral Castrense de Santa Bárbara.
Como cada año, se dedica la festividad el 21 de enero, día no laborable en República Dominicana, cuestión que atrae a muchos fieles devotos al santuario de la Basílica Catedral de Nuestra Señora de la Altagracia, en Higüey, así como a otros santuarios localizados en la ciudad colonial.